Neuromielitis óptica: más que un nombre
- Dr. José Miguel Valdés

- 13 jul
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 19 jul
Recibir un diagnóstico de Neuromielitis Óptica (NMO) o enfermedad de Devic puede ser un momento de mucha incertidumbre. Afortunadamente tenemos amplia experiencia tratándola, pudiendo llegar a evitar casi un 100% su recurrencia.
¿Qué es la Neuromielitis Óptica?
En pocas palabras, la NMO es una enfermedad autoinmune. Esto significa que nuestro sistema de defensas, en lugar de protegernos, se confunde y ataca nuestro propio cuerpo.
en la NMO, los objetivos de este ataque son principalmente los nervios ópticos (que conectan los ojos al cerebro) y la médula espinal.
Este ataque causa inflamación y daño, provocando síntomas como pérdida de visión, dolor ocular, debilidad o parálisis en brazos y piernas, y problemas de vejiga o intestinales. Aunque a veces se confunde con la Esclerosis Múltiple (EM), es una enfermedad diferente con causas y tratamientos específicos.
¿Cuál es su Causa y Cómo se Diagnostica?
La causa principal que se ha descubierto es un anticuerpo "rebelde" llamado anticuerpo anti-acuaporina-4 (AQP4). Este anticuerpo ataca una proteína en la superficie de ciertas células nerviosas, desencadenando la inflamación.
Para diagnosticar la NMO, los médicos utilizan varias herramientas:
Análisis de sangre: La prueba más importante es la que busca los anticuerpos AQP4. Un resultado positivo confirma el diagnóstico en la mayoría de los casos.
Resonancia Magnética (RM): Muestra la inflamación (lesiones) en los nervios ópticos y, de forma muy característica, en la médula espinal, donde las lesiones suelen ser muy extensas.
Otras pruebas: A veces se realiza una punción lumbar o estudios de la visión (potenciales evocados) para confirmar el daño y descartar otras enfermedades.
¿Cómo se Trata la NMO?
El tratamiento tiene dos fases claras:
1. Tratar los Ataques (Brotes):
Cuando ocurre un ataque agudo, el objetivo es detener la inflamación rápidamente. Para esto se usan:
Corticosteroides intravenosos en altas dosis.
Plasmaféresis (recambio plasmático) si los esteroides no son suficientes, para "limpiar" la sangre de los anticuerpos dañinos.
2. Prevenir Futuros Ataques (Tratamientos a Largo Plazo):
Este es el pilar del manejo de la NMO para evitar recaídas y la acumulación de discapacidad. Las opciones han mejorado muchísimo en los últimos años:
Inmunosupresores tradicionales: Fármacos como el Rituximab, el Micofenolato y la Azatioprina que "calman" el sistema inmune de forma general.
Terapias biológicas modernas (dirigidas): Son tratamientos de alta eficacia diseñados específicamente contra los mecanismos de la NMO. Se dividen en dos grupos principales:
Inhibidores del Complemento (Eculizumab y Ravulizumab): Bloquean una cascada inflamatoria que es activada por los anticuerpos AQP4, impidiendo que destruyan las células. El ravulizumab es una versión más nueva que requiere menos infusiones.

Con ravulizumab se logró una disminución del 100% de recaídas a las 72 semanas. Inhibidores de la Interleucina-6 (Tocilizumab y Satralizumab): Bloquean otra molécula clave de la inflamación. El satralizumab destaca por ser una inyección subcutánea que el propio paciente puede administrarse.
Acá puedes ver un ejemplo de un caso grave de NMO tratado con una mezcla de estas terapias.
Además, es fundamental el manejo de los síntomas residuales con fisioterapia, terapia ocupacional y medicamentos para el dolor o la rigidez muscular.
Habla siempre con tu equipo de neurología sobre cuál es el mejor tratamiento para ti. La llegada de estas nuevas terapias ha cambiado por completo el pronóstico de la NMO, ofreciendo un futuro mucho más esperanzador.

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